Eduardo Saldaña
Eduardo Saldaña está graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Rey Juan Carlos. Actualmente es el codirector del medio El Orden Mundial, el cual cubre información internacional.
Durante sus estudios universitarios realizó una movilidad Erasmus en Estambul, Turquía, lo que le hizo interesarse especialmente por la política del país.
«Los medios de comunicación en Turquía juegan un papel de contrapoder, y en un país en el que el líder quiere controlar todo el poder, cualquier tipo de fuerza similar tiene que ser perseguida y eliminada»
Entrevista realizada el 03/05/2024
Pregunta: ¿Cuáles fueron los principales factores políticos y sociales que llevaron a la fundación de la República de Turquía?
Respuesta: Diría que el principal fue la derrota del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial. Es decir, el Imperio Otomano ya se encontraba en un declive y la Primera Guerra Mundial fue un golpe muy duro. En ese momento, se empieza a repartir el imperio entre las potencias ganadoras, pero había un sentimiento anti-intervencionista de jóvenes nacionalistas turcos que ya estaban, los conocidos como los Jóvenes Turcos. Ahí fue cuando Atatürk lleva a cabo una guerra civil o encabeza un movimiento para expulsar a las potencias occidentales de Turquía e instaurar una República turca. Pero antes, es verdad que movimientos como los Jóvenes Turcos ya existían cuando el Imperio Otomano estaba en declive porque ya había quien empezaba a reclamar la creación de un Estado propio turco, porque eso fue fruto de todas esas corrientes nacionalistas que ya tenías en Europa Occidental y de las que muchos de ellos bebieron, ya que muchos turcos en la época, entre ellos Atatürk, sobre todo militares que iban a entrenarse a estos países, como Francia, Alemania, algunos por el Reino Unido. Este sentimiento nacionalista se lo llevaron a Turquía y se identificaban con lo turco, no con un sirio o un libanés que eran parte del Imperio Otomano. En conclusión, yo diría que el factor principal fue esa combinación de un declive económico con un auge de los movimientos nacionalistas en todo el continente, una derrota en la Primera Guerra Mundial y un intervencionismo de las potencias occidentales que generó una reacción por parte de esas fuerzas nacionalistas.
P: ¿Cómo ha evolucionado la posición de Turquía en el escenario internacional desde su fundación hasta ahora?
R: Hay que entender que Turquía siempre ha sido un país pro-occidental, pero muy nacionalista y también que Turquía ha sido históricamente miembro de la OTAN y aliado de Estados Unidos, aunque siempre ha ido a su rollo y siempre ha tenido choques con las potencias occidentales. Entonces, es verdad que al principio Turquía se plegó hacia adentro y tenía una mirada muy interna, porque tenía que asentar todo el modelo de la República turca. Después, en la Segunda Guerra Mundial, Turquía no tuvo un rol muy importante precisamente porque prefirió no meterse en follones porque bastantes problemas tenía de por sí. En la Guerra Fría se alineó claramente con occidente, porque hay que entender que Turquía era un país laico, así que la lucha interna era más contra las fuerzas comunistas, no era una lucha laicismo versus islam, estaba mucho más marcado por las corrientes de izquierda que penetraban, sobre todo, en las regiones kurdas, la izquierda turca también se movilizaba muchísimo. Entonces, digamos que Turquía se alineó con Occidente, pero no tenía un rol o una proyección exterior como la que podemos ver hoy, ya que la mayor proyección se enmarcaba dentro de la lucha con Grecia en el contexto de la Enosis –la unión de Chipre y Grecia–. Con la llegada de Erdoğan sí que empieza a haber un revisionismo de la política exterior turca y también una reconcepción de su papel en el orden internacional, es decir, Estados Unidos ha ganado, la Unión Soviética ha colapsado, se abre un aliado en el norte llamado Rusia y Turquía empieza proyectarse. Es uno de los países que mejor entiende la idea de las potencias intermedias en el orden internacional y empieza a redefinir esa proyección que tenía, mirando hacia el Imperio Otomano y mirando hacia sus raíces turcas, es decir, combina Islam con el nacionalismo, la Turquía más tradicional que viene de todas las etnias de Asia Central –lo que le permite proyectarse hacia los países de tradición túrquica: Azerbaiyán, Turkmenistán, Uzbekistán, etc.– y luego la proyección islámica, que es una proyección mucho más englobada en el marco del Imperio Otomano, que mira hacia todo Oriente Próximo y empieza a entenderse como una potencia que necesita tener una proyección en la medida en la que están surgiendo otras como Irán –con la Revolución Islámica del 79 ya había crecido mucho más en Oriente Próximo–, Israel –tenía el apoyo de Estados Unidos– o Arabia Saudí –que estaba creciendo también–. Aun así, Turquía nunca llega a soltar la aliada de la OTAN y de los occidentales, porque los turcos siguen mirando al modelo europeo y occidental como un ejemplo dentro de su propia concepción del islam en Turquía y de la forma de país que quieren, pero saben que van a estar antes a nivel social más próximos a Estados Unidos que a lo mejor a Arabia Saudí. Pero bueno, la clave de la política exterior turca ahora yo te diría que es esa, es una potencia intermedia que es se concibe como una gran potencia en Oriente Próximo.
P: ¿Qué legado dejo a nivel político, social o cultural ha dejado la Fundación de la República en la Turquía?
R: El legado continúa, es decir, Atatürk marcó Turquía y la va a marcar siempre, porque Atatürk ya trascendió su persona y es una idea: la idea del hombre fuerte que guía a Turquía, y es por eso que creo que marcó a Turquía en muchas cosas. Atatürk marcó a Turquía, primero, en la resistencia a la injerencia occidental, porque la creación de Turquía, como te he dicho antes, surge por una reacción y una necesidad de expulsar a alguien que estaba intentando controlar su territorio y eso es algo que sigue muy presente. Entonces, siempre ha habido en todos los gobiernos turcos un rechazo o una sospecha a las conspiraciones que vienen desde fuera para intentar controlarlos, y eso está muy marcado. Luego, el papel de los militares, que estuvo muy presente anteriormente, pero siguen teniendo un respeto popular muy grande hacia ellos. También la laicidad, que es un tema mucho más complicado ahora, porque la laicidad es lo que más tensión está generando, porque es lo que más problemas provoca a Erdoğan y a esas corrientes islamistas que intentan cortar la política en Turquía. Es verdad que en un inicio Erdoğan y los hermanos musulmanes de Turquía, los islamistas turcos, intentaron mantener esa laicidad porque sabían lo importante que era, pero no pudieron y no pueden nunca frenar la pulsión más conservadora e islamista dentro del AKP o de los partidos más más islamistas, lo que lleva a una confrontación social y de los marcos políticos que tenías.
P: ¿Cómo describirías la visión política y social de Atatürk para Turquía durante su gobierno?
R: A nivel político yo diría tres: una visión laica, autoritaria –entendido en el contexto de 1930, Atatürk entendía el gobierno como la necesidad de un hombre fuerte que liderará a la masa hacia el triunfo y la libertad– y nacionalista. En cuanto a lo social, no sabría decirte con exactitud, pero sí que tengo seguro que buscaba una occidentalización de la sociedad y concebía a Turquía como un país heterogéneo, es decir, entendía que había distintas visiones, pero todo dentro del marco de la laicidad y lo turco, por lo que expulsó a armenios o griegos del territorio turco. Entonces sí que tenía una visión muy nacionalista en lo social, muy homogeneizadora, muy túrquica y lo ves con los kurdos, esa represión al pueblo kurdo es fruto de que a nivel social era un nacionalismo turco exacerbado.
P: ¿Cómo gestionó Atatürk con sus ideales las diferentes realidades que había en Turquía, como los kurdos o los musulmanes?
R: Con represión. El genocidio armenio fue previo, pero luego hubo la expulsión de griegos, greco-chipriotas y armenios del territorio turco, un control de los kurdos. Yo creo que esto sucedió también porque en el momento en el que llega Atatürk al poder se estaba llevando a cabo una reconversión completa del país y eso es lo que llevó a tensiones y luchas con fuerzas que se resistían a ello. Ejemplo de esto es que los kurdos reclamaban la creación del Kurdistán o los armenios que reclamaban parte del territorio turco como parte de Armenia, a los cuales Atatürk controló con represión interna.
P: ¿Qué cambios hubo en Turquía una vez fallecido Atatürk?
R: No te diría que hubo grandes cambios más que él ya no estaba. Pero es verdad que con la cantidad de golpes de estado que hubo, al final, Turquía estuvo durante muchísimos años controlada por cúpulas militares. Entonces, en realidad, todo se mantuvo bastante estable en cuanto a que la dinámica que marcó la Turquía post Atatürk fue un turnismo que se basaba en militares que controlaban el poder, que se intentaba abrir un poco la política y relajar el control militar, y empezaban a surgir las fuerzas más islamistas dentro de Turquía, así que rápidamente había otro golpe de Estado. Entonces, yo diría que, como tal, Turquía a nivel de concepción ideológica, social y del país no cambió mucho porque los militares eran los garantes de la herencia de la visión de Atatürk y a la mínima que había un intento de cambiar Turquía, había un golpe de Estado. Esto sucedió hasta los 80, cuando llega al gobierno Özal, que mira más a la economía y utiliza el crecimiento económico y la mirada a Europa como una forma de cambiar esa influencia militar, por lo que ahí es cuando empieza a haber una mayor apertura social de Turquía y una erosión de la de las ideas de Atatürk.
P: ¿Qué supuso para Turquía su entrada en la OTAN?
R: Esto la acercó más a Occidente, sirvió para impulsar la industria militar turca, para los militares turcos fue una modernización del ejército y de todas las estrategias militares de Turquía, una seguridad para Turquía, porque estaba ya amparada y protegida por Estados Unidos, una alianza estratégica que le sirvió para posicionarse como un país clave en su momento y dentro de la Alianza, ya que es el único país que tiene esa pata en Asia.
P: ¿Cómo empezó a ser percibida Turquía a nivel internacional, tanto en Europa y después regionalmente en Oriente Medio después de que muriera Atatürk y empezara a ver un cambio político en el país?
R: Yo no te diría que hubo un cambio gordo, porque Atatürk cuando fallece en 1938, es decir, durante muere la Segunda Guerra Mundial y el mundo estaba atento a otra cosa. Cuando ya termina la Segunda Guerra Mundial, es cuando viene ese turnismo de juntas militares. Entonces no hay una concepción de que Turquía cambie porque Turquía estaba gobernada por militares. Es muy interesante si ves cómo se hablaba de Atatürk en los medios desde España: se le enmarcaba en otro líder fuerte revolucionario que estaba llevando el progreso a un país en declive, como se hacía con Mussolini o con Hitler en su momento, es decir, como unos hombres que estaban trayendo un nuevo modelo a su país. Entonces cuando en el 1938 fallece, todo el mundo estaba mirando más a Alemania tomando Polonia, España sumida en la guerra civil, había tensiones en Europa, ... Entonces yo te diría que no hubo una percepción de un cambio en Turquía, ya que se para el mundo seguía siendo el mismo país que creó Atatürk, pero gobernado por militares.
P: ¿Cómo describirías el gobierno de Erdoğan?
R: En varias fases. Una primera fase muy marcada por una mirada a Europa en la que se creía que podía haber un islamismo democrático, una segunda fase tras las protestas de Gezi Park (2013) contra las medidas que estaba llevando a cabo Erdoğan para satisfacer a los islamistas y que chocan con la idea de laicidad, en la que empezamos a ver una un giro autoritario o un giro islamista de Erdoğan y un inicio de la erosión de las estructuras del Estado, y una tercera tras el intento de golpe en 2016, cuando ve que tiene que afianzar su posición y su herencia dentro del país.
P: ¿Crees que estando Erdoğan en el gobierno se podría llegar a intentar cambiar el laicismo de la Constitución turca?
R: Ahora no, pero hace unos años habría respondido que tal vez. Después de los resultados de estas últimas elecciones, creo que no lo va a llegar a hacer, porque ahora su figura está muy dañada y la situación económica no es buena, entonces meterse en algo así sin solucionar la situación económica del país y sin más peso y apoyo popular, a nivel político, sería un suicidio. Porque sería tocar los pilares fundamentales en un momento en el que Erdoğan y los suyos no tienen tanto apoyo, además de que ahí tendría la resistencia de los nacionalistas, de los lobos grises, por ejemplo, el CHP opondría resistencia también, ...
P: ¿Cómo fueron evolucionando las relaciones entre Turquía y la Unión Europea?
R: Yo creo que las relaciones entre Turquía y la UE han ido evolucionando a la par que las etapas del gobierno de Erdoğan que te comentaba antes. En un inicio hay una muy buena relación y parece que ese proceso de adhesión avanza. Al principio hay un proceso muy rápido en el que parece que Turquía sí se va a integrar en la Unión Europea, pero luego hay un parón por la crisis del 2008 y en Europa no se empieza a ver con buenos ojos esa integración por varias razones: primero, por el impacto que puede tener la entrada de Turquía en el mercado interno a nivel migratorio o a nivel económico, porque es un país potente y supondría muchos desequilibrios, y de hecho hay países como Alemania o Francia que empiezan a impedir que esa adhesión. Por otra parte, el giro autoritario de Erdoğan no termina de cumplir con los requisitos que se le piden desde Europa, por lo que él empieza a utilizar políticamente esa negativa europea para ganar apoyo popular. Ahí se empiezan a enrocar mucho las negociaciones y el proceso se queda estancado. Ahora mismo en Turquía hay mucha desafección con el proceso, con que no se pudiera llevar a cabo, porque los turcos sí que tenían esa aspiración europeísta, pero ahora lo que hay es esa desafección con Europa y un sentimiento de abandono. Yo diría que ahora mismo las relaciones, en la medida en la que Erdoğan esté en el poder, van a estar muy paradas.
P: ¿Por qué Erdoğan persigue a los kurdos de esta manera?
R: Bueno, Erdoğan no persigue a todos los kurdos. Hay muchos kurdos que son islamistas, entonces Erdoğan tiene muy buena relación con estos kurdos islamistas. Persigue al PKK porque tradicionalmente ha sido laico y de izquierdas, además de ser enemigo de los kurdos islamistas y un grupo independentista. En resumen, Erdoğan persigue a los kurdos que suponen una amenaza interna a su poder.
P: ¿Consideras que Erdoğan está camino de convertirse en un dictador?
R: Pues yo creo que antes sí, pero ahora no. Creo que estuvo más cerca en 2019 porque la cosa estaba mucho más complicada. Erdoğan no es un dictador, pero sí que es un hombre autoritario, tiene todas las papeletas para poder ser un dictador, pero que lo pueda conseguir es lo que no creo ahora mismo. Le faltan años e incluso, los turcos más erdoğanistas, los jóvenes que votaban al AKP están un poco cansados de su figura, no han conocido otro liderazgo y buscan otro líder. Sí que creo que Turquía puede ser un régimen autoritario electoral, es decir, un régimen en el que se vote, pero las elecciones no sirvan para absolutamente nada.
P: ¿Por qué crees que censura de esta manera los medios de comunicación?
R: Para que su imagen no se dañe y que lo que puedan decir no le afecte políticamente. Al final los medios opositores son de las últimas fuerzas capaces de sacar a relucir las contradicciones de Erdoğan y la mala gestión. Él siempre se ha vendido como un gran gestor como un líder que une al país, y los medios de comunicación más progresistas han señalado lo opuesto, al igual que las ONGs o que las redes sociales. Cualquier espacio de crítica a su gestión es una amenaza y va a acabar con ello. Los medios de comunicación en Turquía juegan un papel de contrapoder, y en un país en el que el líder quiere controlar todo el poder, pues cualquier tipo de fuerza similar tiene que ser perseguido y eliminado.
P: ¿Qué cambios a nivel nacional e internacional crees que debe hacer Erdoğan para conseguir mejorar la situación general del país?
R: Primero controlar la economía y luego a lo mejor no presentarse a las siguientes elecciones, cosas que podría haber hecho antes. ¿Qué puede hacer también para que Turquía sea un país democrático? Pues dejar de erosionar la división de poderes, dejar de dar poder a las corrientes conservadoras e islamistas en el país. No creo que a estas alturas lo haga, porque si lo hace puede perder el apoyo de esas fuerzas que se lo darán a partidos más islamistas y conservadores que él. Entonces, a lo mejor lo que le vendría bien a Turquía es pasar página y tener un nuevo líder, sea del AKP o de otro partido, pero en sí un cambio.
P: Volviendo a 2023, tras la gestión del terremoto en cuanto a los edificios o la ayuda que llegó tarde a las zonas afectadas, se creía que había bastantes posibilidades de que Erdoğan perdiera las elecciones presidenciales de mayo de 2023. ¿Por qué a pesar de esta situación y de otras muchas, como por ejemplo la económica, sigue ganando las elecciones?
R: Yo creo que va más allá de la situación económica o la gestión del terremoto. ¿Qué alternativa había a Erdoğan para las zonas más conservadoras del país? Es que a lo mejor la gente a la que se le derrumbó su casa no le votó, también que a día de hoy se sigue poniendo en duda la transparencia del recuento de votos en esas zonas y luego, es una cuestión más ideológica y nacionalista, el sentimiento de pertenencia. Erdoğan representa lo que Turquía en un momento de crisis puede necesitar. Por otro lado, la oposición tampoco supo armar una alternativa capaz de rivalizar con Erdoğan y no supo –y no sabe todavía– cómo llegar a la población de Anatolia. Entonces, Erdoğan gana porque no hay otra opción que pueda llegar a tener el atractivo y la capacidad de influencia.
P: En las elecciones que hubo el 31 de marzo, se vio que el AKP no consiguió los resultados que buscaba, perdió muchísimas provincias y no consiguió las alcaldías de Estambul ni de Ankara. Se está planteando la posibilidad de que, si Erdoğan se presenta en 2028 a las presidenciales, que pueda llegar a perder y también, por otro lado, que el alcalde de Estambul se presente por el CHP. ¿Cómo ves esta situación en general?
R: Yo no creo que Erdoğan se presente, pero va a depender mucho de la evolución de la economía en Turquía. Y también es verdad que eran muy importantes las elecciones de 2023 precisamente para esto, porque le dieron un globo de oxígeno para tener cinco años más de organizar el país y, o bien construir un sucesor adecuado, o bien encontrar un delfín que le permita a él seguir en el poder, pero en la sombra. Por otro lado, yo creo que Imamoğlu, el alcalde de Estambul se presenta casi seguro a las presidenciales, porque es la única figura que tiene tirón dentro de Turquía y lleva dos legislaturas consecutivas controlando la ciudad del país. En definitiva, la clave es ver cómo evoluciona estos próximos años la política turca en cuanto a la erosión de este tipo de obstáculos que pueda tener Erdoğan para volver a ganar en 2028.