El Sáhara Occidental lleva inmerso en un conflicto de soberanía desde hace 49 años, en el que Marruecos no parece querer ceder
Un bereber en las dunas del desierto del Sáhara, en Merzouga
La soberanía del Sáhara Occidental es un conflicto que lleva enquistado desde 1975, cuando Marruecos impulsó la Marcha Verde y ocupó lo que entonces era una colonia española. Esta situación ha hecho peligrar en varias ocasiones las relaciones diplomáticas entre España y Marruecos.
LA MARCHA VERDE
Los países situados en el continente africano comenzaron su proceso de transición de colonias a estados independientes entre mediados de la década de 1950 y el año 1975, por lo que España se dispuso a abandonar sus territorios ubicados en África, entre ellos el Sáhara. Fue en ese momento cuando Marruecos aprovechó esta retirada española para anexionarse el territorio, lo que se conoce como Marcha Verde.
La Marcha Verde fue una operación liderada e impulsada por el rey Hasan II –padre y predecesor del actual rey de Marruecos– el 6 de noviembre de 1975, en la que posicionó a unos 350.000 civiles marroquíes frente a la frontera española del territorio saharaui para avanzar hasta los muros defensivos del Ejército español. Esta fue la respuesta del rey marroquí ante el proceso de descolonización de este territorio semidesértico de 266.000 kilómetros cuadrados, y ante la iniciativa de España y de la ONU de elaborar un censo como paso previo a la celebración de un referéndum de autodeterminación.
Marroquíes avanzan hacia las tropas españolas del Sáhara durante la Marcha Verde en 1975
Seis días antes de la muerte de Francisco Franco –dictador de España– el 14 de noviembre de 1975, se firmaban en Madrid los Acuerdos Tripartitos hispano-mauritano-marroquíes, por los que España cedió la parte norte y centro del Sáhara a Marruecos y el sur a Mauritania. Pese a que la sentencia del Tribunal Internacional de La Haya de 16 octubre de 1975 –contraria a las pretensiones anexionistas de Marruecos y Mauritania– recomendó que se ejerciera el derecho a la autodeterminación, este ambiguo texto fue interpretado por Marruecos a su favor.
EL FRENTE POLISARIO
Así, el 27 de febrero de 1976 España se retiró definitivamente del Sáhara y el Frente Polisario
–un movimiento de liberación nacional saharaui que lucha para acabar con la ocupación ilegal de Marruecos del Sáhara Occidental y lograr la autodeterminación e independencia del pueblo saharaui– proclamó unilateralmente la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en Tinduf (Argelia) y declaró la guerra a Marruecos y Mauritania. Este último renunció en 1979 a ejercer su soberanía sobre esa parte del territorio y firmó la paz con el Frente Polisario, circunstancia que aprovechó Marruecos para anexionársela. Desde entonces, la mayoría del territorio está controlado por Marruecos mientras que el Frente Polisario, apoyado por Argelia y Libia, dispone de una pequeña parte y tiene su cuartel general en Tinduf.
En 1988, Marruecos y el Frente Polisario aceptaron un plan de la ONU que preveía un alto el fuego y el control de la Misión de Naciones Unidas para el referéndum (MINURSO). Tres años más tarde, el 6 de septiembre de 1991, entró en vigor el alto el fuego pero la consulta nunca se celebró por divergencias sobre la composición del censo.
El Frente Polisario defiende que los 74.000 saharauis censados por los españoles en 1974, antes de abandonar el territorio, son los únicos autorizados a participar en la consulta, mientras que Marruecos exige incluir a los nómadas que se refugiaron en su territorio durante la colonización española (120.000), lo que el Polisario rechazaba como intento de alterar el resultado.
En 1997 se reanudó el dialogo con el nuevo mediador, el exsecretario de Estado de Estados Unidos James Baker, quien consiguió fijar para julio de 2000 la consulta, que nunca se celebró. El Frente Polisario lo rechazó porque no contemplaba la independencia y Rabat más adelante, también porque sí la contemplaba. Otros tres mediadores que llegaron después tampoco lograron el acuerdo.
Entre 2007 y 2012 se celebraron varias reuniones en Manhasset, en la periferia de Nueva York, con nulos resultados. En ese año, las negociaciones quedaron varadas y las partes atrincheradas en sus posturas: un referéndum de autodeterminación con opción de independencia exigido por el Polisario frente a una oferta máxima de autonomía, sin referéndum, propuesta por Marruecos. Fue en diciembre de 2018 cuando, tras seis años de silencio, se reanudaron en Ginebra conversaciones directas.
TENSIÓN ENTRE RABAT Y EL FRENTE POLISARIO
La tensión entre Rabat y el Frente Polisario se agravó desde que el 21 de octubre de 2020 un grupo de activistas saharauis bloquearan el paso fronterizo de Guerguerat, una zona considerada colchón que en los últimos años Marruecos había ayudado a convertir en un activo canal comercial con Mauritania. El 13 de noviembre, el ejército marroquí penetró en esta franja desmilitarizada y el Frente Polisario le declaró la guerra.
La situación volvió a empeorar en diciembre de 2020 tras el reconocimiento del Sahara como parte de Marruecos por el saliente presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a cambio de que Rabat estableciera relaciones con Israel, como ocurrió.
En marzo de 2021, Marruecos suspendió relaciones con Alemania tras convocar a su embajadora en Berlín en respuesta a "actos hostiles" que atribuyó a las autoridades alemanas poniendo en cuestión la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Sin embargo, en diciembre de 2021, Berlín apoyó al recién nombrado enviado especial para el Sáhara del Secretario General de la ONU, Steffan de Mistura, en su búsqueda de un resultado político justo, duradero y mutuamente aceptable sobre la base de la resolución 2602 del Consejo de Seguridad.
EL "CASO GALI", CEUTA Y LA CRISIS DIPLOMÁTICA
La COVID-19 no paraba de extenderse por todo el mundo, llegando a los dirigentes saharauis. En concreto, a Brahim Gali, líder del Frente Polisario. Mediante una filtración en los medios de comunicación se conoció que en abril de 2021, el líder del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), viajó a España con nombre falso –Mohamed Benbatouche– e ingresó en un hospital de Logroño (La Rioja) para ser tratado del virus.
Tras conocerse esto, Marruecos pidió explicaciones y advirtió que la acogida tendría consecuencias, retirando incluso su embajada en España. La crisis diplomática continuó creciendo, hasta que en mayo de 2021 se produjo un acontecimiento especialmente llamativo. Marruecos permitió y alentó la entrada en Ceuta (España) de –al menos– 5.000 de personas, muchas de ellas menores de edad. Los migrantes llegaron a la ciudad a nado o empleando medios rudimentarios desde Fnideq.
Entrada ilegal de inmigrantes en Ceuta por la playa del Tarajal en mayo de 2021
El 18 de marzo de 2022 el conflicto del Sáhara dio un vuelco, cuando la casa real marroquí aseguró que el Gobierno español de Pedro Sánchez había enviado una carta al rey Mohamed VI que decía: "España considera la iniciativa marroquí de autonomía, presentada en 2007, como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo". Dicho plan, que se sometería a referéndum previo, prevé ciertas competencias en materia de economía, infraestructuras, desarrollo social y cultura, entre otros ámbitos, para la antigua colonia española mientras que se reserva ámbitos clave como defensa, relaciones exteriores o religión, que recaen de forma específica bajo control del rey Mohamed VI.
El cambio de postura de Sánchez recibió críticas del Frente Polisario, cuyo delegado en España, Abdulah Arabi, afeó que no se les haya avisado de antemano de este giro. En su opinión, Sánchez "sucumbe ante la presión y el chantaje" de Marruecos al avalar dicho plan como "peaje" para retomar las dañadas relaciones políticas y diplomáticas entre ambos países.
Este cambio de postura del presidente del Gobierno de España supuso un giro radical en la posición que hasta ahora había mantenido España respecto al conflicto, neutral y alineada con las Naciones Unidas.
Fue quedando claro, por diferentes declaraciones de cargos políticos marroquíes, que la migración masiva de 2021 en Ceuta estaba relacionada con Gali. En realidad, no solo con la acogida del líder del Polisario en el hospital de Logroño, sino con la posición histórica del Gobierno español respecto al Sáhara Occidental. La llamada "neutralidad activa" en la que no se apostaba de manera clara por ninguno de los actores en contienda y se mantenían buenas relaciones con ambos.
El foco sobre el Sáhara Occidental se fue perdiendo poco a pocos tras meses en el candelero. La guerra, por su propia naturaleza, no se encuentra en primer plano y en Marruecos es ignorada de forma deliberada. El asunto vuelve a estar sobre la mesa, pero esta vez por la gestión del espacio aéreo del Sáhara, actualmente controlado por España. Este y Marruecos acordaron iniciar conversaciones sobre cooperación en la gestión de los espacios aéreos, en cuestiones tales como la seguridad en el tráfico aéreo o las comunicaciones, y estas siguen su curso. La transferencia del espacio aéreo de la ex colonia española supone un nuevo paso en la mejora de las relaciones hispano-marroquíes, aunque el final del conflicto del Sáhara Occidental no parece estar cerca tras más de 49 años.
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