El futbolista turco Merih Demiral hizo el gesto de este grupo ultranacionalista como celebración de un gol y la UEFA le ha sancionado con dos partidos sin jugar
El futbolista turco Merih Demiral celebra su segundo gol ante Austria realizando un saludo ultranacionalista
Merih Demiral, autor de los dos goles contra Austria que dieron el pase de la selección turca a cuartos de final de la Eurocopa, ha desatado un torbellino tras realizar el gesto que identifica al grupo ultranacionalista turco "Lobos Grises". El revuelo ha sido de tal magnitud que la UEFA abrió una investigación contra él y, finalmente, le han suspendido durante dos partidos, y Alemania –anfitriona de la Eurocopa 2024– lo ha acusado de promocionar ideas “ultraderechistas” y “racistas”. La razón de la polémica es el gesto que hizo el jugador para celebrar el triunfo de Turquía sobre Austria: el símbolo del Lobo Gris.
¿QUIÉNES SON LOS LOBOS GRISES?
Su origen se basa en la mitología turca, según la cual la loba Asena protegió a un joven superviviente de una batalla que, tras reponerse, fundó el primero de los grandes imperios turcos en Asia Central. Es por ello que, para los turcos ultranacionalistas, los lobos suponen un símbolo de sentimiento turco y representan este movimiento con un gesto que simula la cabeza de un lobo.
En la Turquía de los años 70 el signo se convirtió en distintivo de los grupos paramilitares de extrema derecha vinculados al Partido de Acción Nacionalista (MHP) que se enfrentaban en las calles a militantes de izquierda y llevaron a cabo cientos de asesinatos. Estos grupos eran comúnmente apodados “Lobos Grises”, precisamente por el gesto que hacían con la mano.
Los bozkurtlar –"Lobos Grises" en turco– se movieron en sus inicios entre el anticomunismo más duro y la ideología panturca. A sus grupos de choque se les atribuyen más de 600 muertos durante los "años de plomo" turcos que acabaron con el golpe de Estado de Kenan Euren en 1980, en el que sirvieron como apoyo a los militares. Entre sus objetivos, izquierdistas, defensores de los derechos humanos y 'separatistas' kurdos y armenios.
Así, la lucha por la Gran Turquía llevó a sus activistas a cometer atentados contra militantes del Ejercito Secreto Armenio para la Liberación de Armenia (ASALA) en los años 80 y contra los del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en los 90. Algunas de esas acciones fueron apoyadas por la inteligencia turca, ya que tuvieron lugar en escenarios internacionales como Líbano o Francia, entre otros países.
Para financiar esas operaciones, algunos de sus líderes rondaron el mundo del narcotráfico, en el que incluso encontraron una ocupación permanente, compaginando los negocios del mundo de la droga con el activismo político. Con los años la mayor parte de los "idealistas" armados de otros tiempos optaron por la política clásica a través del MHP. Otros, sin embargo, continuaron vinculado al turbio mundo de la delincuencia y los servicios de inteligencia.
En todo caso, los Lobos Grises siguen siendo una referencia para el ultranacionalismo turco y a ellos se les atribuye, por ejemplo, la paralización de la proyección de una película sobre el genocidio armenio –un tema tabú– en Turquía. Otras fuentes insisten en señalar a los herederos de la etiqueta como combatientes en frentes que cuentan con la simpatía de la causa proturca.
EL IMPACTO DE LOS LOBOS GRISES
Los Lobos Grises son más que un grupo. Se trata de una ideología ultranacionalista que se extiende por diversos partidos y organizaciones, siendo el mencionado MHP –actual socio de gobierno del presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan– uno de los principales. El propio líder de Turquía ha realizado el gesto en varios mítines políticos y lo mismo han hecho líderes de la oposición de centroizquierda, en busca del voto de simpatizantes de esta ideología, lo que finalmente ha terminado por normalizar un gesto tradicionalmente vinculado a la ultraderecha y al ultranacionalismo.
Erdoğan haciendo el gesto de los Lobos Grises en un mítin en el año 2018
De ahí que, probablemente, Demiral ni siquiera se parase a pensar en la polvareda que podía levantar su gesto. Aunque en Turquía no sea extraño este saludo, en Europa ocurre lo contrario: Austria tiene prohibido el símbolo desde 2019; Francia ha debatido “prohibir a los Lobos Grises” y los servicios secretos de Alemania los vigilan de cerca porque, en diversas ocasiones, manifestantes turcos que se identificaban con el símbolo han protagonizado actos vandálicos y ataques racistas contra, por ejemplo, miembros de la comunidad armenia.
Aún sabiendo que la UEFA –Union Européenne de Football Association; Unión Europea de Asociaciones de Fútbol– lo estaba empezando a investigar, Merih Demiral publicó en X –anteriormente Twitter– una instantánea del gesto de los Lobos Grises tomada durante el partido contra Austria, la cual acompañaba con el texto "Feliz el que se hace llamar turco".
"Tenía en mente una celebración concreta. Eso es lo que hice. Tiene que ver con la identidad turca, porque estoy muy orgulloso de ser turco. Y lo sentí al máximo después del segundo gol, así que acabé haciendo ese gesto", declaró Demiral a la prensa tras el partido. "Estoy muy contento de haberlo hecho".
Casualmente, tan solo un día antes del festejo de Demiral, miles de militantes ultranacionalistas asaltaron barrios sirios en varios puntos de Turquía destrozando vehículos, quemando negocios y apedreando sus viviendas. No faltaron los gestos de los Lobos Grises y carteles con mensajes como: "No queremos refugiados sirios" o "Qué feliz aquel que puede decir 'soy turco'". Este último es el mismo texto que Demiral escogió para acompañar la imagen de su gesto que subió a las redes sociales.
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