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Foto del escritorClara Arias

La guerra civil de Siria: un conflicto olvidado y enquistado

La guerra civil estalló en Siria en 2011, hace ya 13 años, en medio de una ola de protestas y levantamientos en casi todo Oriente Medio, conocidos como Primavera Árabe



Una bandera de Siria ondea delante de los cimientos de un edificio



El pasado viernes 15 de marzo se cumplieron 13 años de aquel día fatídico en el que comenzaron una cadena de hechos que llevaría a una guerra fratricida, de la que todavía no hay una conclusión en el horizonte. Muchas cosas pasaron desde entonces, pero Siria parece haber quedado estancada en una violencia que, sin bien ha menguado parcialmente en los últimos años, sigue siendo la norma en un país dividido en al menos cuatro grandes facciones.



LA SIRIA DE ANTES DE LA GUERRA


Siria estuvo gobernada durante 30 años por Hafez al-Asad, quien llegó al poder en 1970 a través de un golpe de estado y se consolidó como líder del partido socialista árabe Baath. Después de asumir el poder, Hafez purgó el partido de todos sus rivales políticos y dio los cargos de responsabilidad a familiares cercanos y gente de su confianza; así, las riendas del partido Baath y las fuerzas de seguridad quedaron en manos de la familia Asad (alauita, en un país mayoritariamente suní) y de consejeros políticos y militares de su confianza.


La autocracia de Hafez no toleró ninguna forma de disidencia política, y reprimió duramente a grupos políticos e individuos que desafiaban al régimen. Los servicios de inteligencia, conocidos como Mukhabarat, han sido claves para asegurar la continuidad del régimen erradicando cualquier disidencia, y a menudo mediante flagrantes violaciones de los derechos humanos. En los setenta, el crecimiento de los Hermanos Musulmanes, que abogaban por un cambio de régimen y el establecimiento de un estado islámico, se reprimió brutalmente con lo que acabó siendo conocido como la masacre de Hama que en febrero de 1982, se saldó con aproximadamente 20.000 víctimas.


En junio del 2000, el presidente Hafez al-Asad fallecía, dejando en herencia el poder del país a su hijo, el actual Presidente de Siria, Bashar al-Asad. Bashar asumió el liderazgo del partido Baath prometiendo reformas políticas y económicas. Este período se conoció como “la Primavera de Damasco”. Las promesas de Bashar nunca se materializaron y las pocas y tímidas reformas que se implementaron fueron revocadas, destruyendo así todas las esperanzas de que bajo el mando de Bashar, Siria pasase de una autocracia a un estado democrático moderno.



LAS PROTESTAS DE 2011


El 6 de marzo de 2011, un grupo de adolescentes dibujaron en una pared un graffiti contrario al régimen en Dara, una ciudad al sur de Siria. Por este motivo, fueron arrestados y su detención provocó manifestaciones masivas en la ciudad y choques con fuerzas gubernamentales. Se abrió fuego contra los civiles y las protestas subieron de tono pidiendo la caída del régimen y se extendieron hasta Damasco y luego por todo el país en cuestión de meses. Los manifestantes se inspiraban en la Primavera Árabe y en el activismo que estaba teniendo lugar en la región, donde egipcios, tunecinos, yemenitas y libios se estaban movilizando contra sus respectivos regímenes políticos.



Manifestantes en la localidad siria de Banias


La respuesta del régimen fue intensificar la represión y en mayo de 2011, entraron tanques en las ciudades de Homs, Dara y en partes de Damasco, provocando condenas internacionales por el uso excesivo de fuerza militar contra manifestantes. La ciudad de Dara se convirtió en uno de los epicentros anti-régimen fomentado el sentimiento anti-régimen en todo el país.


En julio de 2011, las protestas estallaron en Hama, que una vez más se convirtió en el punto central de la oposición al régimen Baath, con miles de personas saliendo a la calle pidiendo la dimisión de al-Asad y enfrentándose a una represión brutal.



DE UNAS MANIFESTACIONES A UNA GUERRA CIVIL


Lo que empezó como unas protestas pacíficas, derivó en que los manifestantes comenzaran a organizarse y armarse como respuesta a la represión del régimen. Los primeros movimientos de oposición armada consistían en una mezcla de civiles y militares desertores que se unieron al movimiento anti-régimen después de ser testigos del uso excesivo de la fuerza por parte del gobierno. El primer incidente de rebelión armada ocurrió en junio de 2011 cerca de la frontera con Turquía, donde civiles locales se hicieron con el arsenal de una comisaría de policía después que fuerzas del régimen abrieran fuego contra manifestantes. Cuando llegó una unidad del ejército para reprimir a los manifestantes, una parte de esa unidad desertó, y junto con los civiles armados lanzaron una contraofensiva contra las fuerzas de seguridad. Esta contra insurgencia fue respondida con decisión y a final de mes, la población, incluyendo los insurgentes, se vio obligada a huir. A ese incidente le siguieron otros enfrentamientos como los que se produjeron, en septiembre de 2011, en Homs y en Jebel al Zaqiya.


En enero de 2012, los rebeldes tomaron varios suburbios al este de Damasco. Aunque fueron expulsados de algunos de ellos a finales de ese mes, los rebeldes siguen controlando algunas zonas de las afueras de la ciudad. En julio de 2012 el conflicto llegó a Alepo: fuerzas rebeldes penetraron por el este y llegaron al centro de la ciudad, disparando contra puestos policiales y militares y capturando una cantidad significativa de armas y munición. Alepo sigue dividida, con las fuerzas del régimen controlando el oeste de la ciudad y los rebeldes el este.


A medida que la oposición dispuso de más armas y munición —cogida de depósitos de armas dentro de Siria pero también adquiridas de donantes regionales e internacionales—, las hostilidades se intensificaron convirtiéndose en un conflicto de suma cero, con las dos partes luchando por su supervivencia. En julio de 2012, el Comité Internacional de la Cruz Roja ya calificó la situación en Siria como un conflicto armado interno o guerra civil.



LA IMPORTANCIA DE LOS YIHADISTAS EN EL CONFLICTO


La revuelta siria empezó siendo un movimiento secular y pacífico contra un régimen autocrático. Sin embargo, progresivamente se transformó en un conflicto militar con grupos yihadistas engrosando la oposición armada.


El conflicto en Siria tiene varias dimensiones: clase, identidad, alianzas locales y regionales, o divisiones sectarias y religiosas. Estos elementos han emergido como líneas de falla en un conflicto cada vez más complejo. La retórica sectaria, empleada por el régimen de al-Asad desde el comienzo de la revuelta y alimentada por los poderes regionales, ha polarizado el conflicto y ha abierto un espacio para los yihadistas que defienden la superioridad del Sunismo y la violencia para imponerlo.



Un grupo de yihadistas en Siria



Estos grupos reciben financiación de gobiernos regionales y donantes no estatales en un intento de promover intereses estratégicos, y su ayuda ha proporcionado a estos grupos una influencia desproporcionada en el conflicto. En paralelo, han reclutado un alto número de combatientes, tanto sirios como de otros países. Los grupos yihadistas más significativos operando en Siria son:


El Frente al-Nusra: El Frente al-Nusra es un grupo afiliado a al-Qaeda que anunció su creación en enero de 2012. Su objetivo es derrocar al régimen de al-Asad como paso previó a la creación de un estado pan-islámico regido por la Sharia. Las filas del Frente al-Nusra contienen yihadistas experimentados que están “versados en varios conflictos armados y estrategias de insurgencia”. Así, aunque su número estimado es de 5000, son reconocidos como uno de los grupos rebeldes más eficientes de los que operan en Siria. De al-Nusra destaca su implantación en todo el país ya que está presente en 11 de las 13 regiones del país.


Estado Islámico de Irak y Siria (EIIS): En abril de 2013 se anunció la creación del EIIS, una unificación de al-Qaeda en Irak y su afiliado sirio, el Frente al-Nusra, pero el propio líder de al-Nusra lo negó. Aunque el número de integrantes se desconoce, se cree que lo forman, mayoritariamente, yihadistas extranjeros. Ha crecido rápidamente como grupo insurgente y tiene sus baluartes en Homs, Raqqa, Abu Kamal y a lo largo de la frontera turco-siria. El EIIS se financia por las explotaciones petrolíferas que controlan en Irak y en Siria y también a través de los rescates que obtienen con sus campañas de secuestros.


Frente Islámico: En noviembre de 2013, siete grupos rebeldes se fusionaron para formar el Frente Islámico, posiblemente la alianza más grande de la oposición. Esta nueva alianza, formada por Ahrar-al-Shaam y las brigadas Suqoor-al-Shaam entre otros grupos, no incluye los grupos asociados a al-Qaeda como el EIIS o al-Nusra, sino que es "explícitamente un cuerpo islamista sirio". Ahrar-al-Shaam lo forman una diversidad de grupos islámicos conservadores y a veces grupos yihadistas (tiene casi 50 grupos), que operan principalmente en el norte de Siria pero tienen implantación en todo el territorio. Con su insistencia en los derechos de las minorías, su posición ideológica no es tan dura como la de al-Nusra. Las brigadas Suqoor-al-Sham son otro actor relevante en el movimiento de oposición. Se cree que están financiadas por los Hermanos Musulmanes sirios y a menudo emplea una retórica nacionalista que lo distingue de movimientos yihadistas transnacionales. Que dos grupos de la oposición se hayan fusionado bajo el paraguas del Frente Islámico sirve para subrayar la importancia que este nuevo grupo tendrá en la oposición.



LAS CONSECUENCIAS HUMANITARIAS DEL CONFLICTO


El mundo está siendo testigo de una crisis humanitaria sin precedentes en las últimas décadas. El número de víctimas desde el inicio del conflicto supera ya las 620.000. Aproximadamente un tercio de la población siria se ha visto obligada a desplazarse; 5 millones de sirios son desplazados internos mientras que 2 millones son refugiados registrados en países vecinos.


Naciones Unidas pidió en diciembre de 2013 6.5 billones de dólares para ayudar a 16 millones de personas, la cifra más alta de la historia para un único conflicto. Sin embargo, la conferencia de donantes organizada en Kuwait no ha alcanzado esa cifra; los donantes sólo se han comprometido a 2.4 billones de dólares, muy lejos de la cifra requerida. Además, agencias de ayuda y organizaciones donantes se enfrentan a enormes dificultades para hacer llegar la ayuda humanitaria, particularmente a las ciudades bajo asedio. La situación en los campos de refugiados en los países vecinos se caracteriza por la superpoblación, la inseguridad y la incapacidad de cubrir las necesidades básicas.



Un soldado sirio durante los combates para la liberación de Al Raqa en 2017



Buena parte de la población ha huido de la violencia de las fuerzas gubernamentales y, en algunos casos, también de milicias rebeldes. Un informe reciente del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas detalla el alcance y la depravación de los crímenes cometidos en Siria, entre los que se incluyen ejecuciones sumarias, asesinatos, violaciones torturas, tomar rehenes y otras graves violaciones de los derechos humanos.



UNA SIRIA QUE SOLO EMPEORA


El reciente aumento en la violencia comenzó en octubre con un ataque con drones a una graduación de una academia militar en la ciudad de Homs, controlada por el gobierno, en el que murieron docenas de personas.


Entonces el gobierno sirio y fuerzas rusas aliadas lanzaron un bombardeo en el noroeste controlado por la oposición en el que fueron alcanzados hospitales bien conocidos y visibles, escuelas, mercados y campamentos para personas desplazadas internamente.


En otras partes, ataques israelíes cada vez más frecuentes estuvieron dirigidos a blancos vinculados con Irán en partes de Siria controladas por el gobierno, en una ofensiva que en ocasiones también alcanzó a civiles. Turquía incrementó sus golpes contra las fuerzas kurdas respaldadas por Estados Unidos en el noreste de Siria, mientras que milicianos de células durmientes del grupo Estado Islámico han lanzado ataques esporádicos en diferentes partes del país.




Vista aérea de una ciudad de Idlib destruida por bombardeos



Para agravar la miseria de Siria, el 6 de febrero de 2023 ocurrió el devastador terremoto de magnitud 7,8 que dejó más de 59.000 muertos en Turquía y Siria. Unos 6.000 de ellos fallecieron tan sólo en territorio sirio, principalmente en el noroeste, donde la mayoría de los 4,5 millones de habitantes dependen de ayuda humanitaria para sobrevivir.


Agencias de la ONU y otras organizaciones humanitarias han pasado apuros para financiar programas que proporcionan ayuda vital en Siria, responsabilizando de ello a la fatiga de los donantes, la pandemia de COVID-19 y conflictos en otras partes que han surgido en años recientes. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU —que calcula que más de 12 millones de sirios carecen de acceso regular a alimentos— anunció en diciembre que suspendería su principal programa de asistencia en Siria en 2024.

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